Que el amor que Arturo Hernández Salazar sembró en cada corazón perdure como un faro de esperanza, guiándonos en el camino con coraje y gratitud. Que su legado nos recuerde la importancia de la resiliencia y la bondad en tiempos de adversidad. Que en su memoria encontremos la paz que anhelamos, y que sus enseñanzas nos inspiren a abrazar cada amanecer con renovada esperanza y alegría. Que su espíritu siga brillando en nosotros, recordándonos que el amor es eterno y que en él encontramos fuerza para seguir adelante, siempre con humildad y gratitud.
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4 de agosto de 2019