Que la luz del amor que Ana Victoria Osorio Betancourt sembró en cada corazón siga brillando con coraje y resiliencia. En su memoria, cultivemos la gratitud por cada instante vivido juntos, y abracemos la paz que nos regala el recuerdo de su alma bondadosa. Que su legado de esperanza nos inspire a seguir adelante con valentía y determinación, recordando que el amor que compartimos perdura más allá del tiempo y del espacio. En cada amanecer, en cada suspiro, en cada latido, recordemos que el amor es eterno, y que nos guiará hacia un futuro lleno de luz y esperanza.
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8 de marzo de 2020