En memoria de Ana María Quezada Lucarelli, su espíritu amoroso y valiente perdura en nuestros corazones, recordándonos la belleza de la resiliencia y la fuerza de la gratitud. Que su legado de paz interior inspire en nosotros la fortaleza para enfrentar los desafíos con coraje y la sabiduría para apreciar la luz en medio de la oscuridad. En cada recuerdo de su bondad florece la semilla del amor incondicional, guiándonos en el camino de la vida con esperanza y humildad. Que su luz brille eternamente, recordándonos que el amor perdura más allá de la distancia y el tiempo.
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26 de enero de 2020