En memoria de Ana María Quezada Lucarelli, recordemos que el amor y la gratitud son semillas que florecen en el corazón, brindando consuelo y fortaleza en tiempos de desafío. Que su coraje y resiliencia nos inspiren a abrazar la vida con valentía y esperanza, encontrando paz en cada paso que damos. En cada amanecer, en cada suspiro, encontremos la luz que ella irradiaba, recordando que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio. Que su legado nos recuerde que cada día es una nueva oportunidad para amar, crecer y ser luz para los demás.
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25 de enero de 2020