Que la luz eterna de Ana María Nazar Zaror ilumine nuestros corazones con amor incondicional y fortaleza. Que su coraje nos inspire a abrazar la vida con valentía y gratitud, sabiendo que siempre llevaremos su espíritu en nuestra resiliencia. En cada amanecer, en cada suspiro, encontremos la paz que ella anhelaba para todos nosotros. Que su legado de bondad perdure en nuestros actos y en nuestras palabras, recordándonos que el amor es el puente que une nuestras almas en un abrazo eterno. Que la esperanza sea nuestro faro en la oscuridad, guiándonos hacia un futuro lleno de luz y significado.
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17 de abril de 2024