En el legado de Ana María Frank vda. de Herrmann encontramos un faro de amor inquebrantable, un río de coraje eterno y un jardín de resiliencia floreciente. Que su recuerdo nos inspire a practicar la gratitud en cada amanecer, a abrazar la paz en medio de la tormenta y a cultivar la esperanza como un tesoro precioso. En cada suspiro, en cada paso, recordemos que el amor es eterno, que la luz siempre sigue brillando y que la esperanza nunca se desvanece. ¡Sigamos adelante con el corazón lleno de amor y la mente llena de sueños!
Publicado en el archivo
19 de noviembre de 2019