En el jardín de la vida, las raíces del amor y la esperanza de Aníbal Ignacio Bascuñán Almarza crecen eternamente, recordándonos que la humildad y la serenidad son la luz que guía nuestros pasos con cariño y fortaleza. Que cada paso que demos esté lleno de compasión y gratitud, honrando su memoria con nuestros propios actos de bondad y generosidad. Que en cada atardecer encontremos la paz que nos regala el recuerdo de su amor, y en cada amanecer, la fuerza para seguir adelante, sabiendo que el amor perdura más allá del tiempo y del espacio.
Publicado en el archivo
26 de mayo de 2019