En el corazón de Amalia del Carmen Pérez Salazar, perdura un legado de amor inquebrantable que ilumina el camino de cada alma en busca de paz. Su coraje y resiliencia son semillas de esperanza que germinan en nuestros corazones, recordándonos que la gratitud transforma la adversidad en oportunidad. Que su memoria sea un faro luminoso en las noches oscuras, guiándonos con sabiduría y compasión. En cada suspiro, en cada paso, en cada latido, encontremos la fuerza para abrazar la vida con amor y esperanza, sabiendo que su espíritu perdura en la eternidad.
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8 de marzo de 2024