En cada amanecer, florece el recuerdo de Alejandro en nuestros corazones, recordándonos la importancia del amor incondicional y la gratitud por los momentos compartidos. Su legado de coraje y resiliencia nos inspira a abrazar cada desafío con valentía y fe en el futuro. Que su partida sea un recordatorio de la fragilidad de la vida, pero también de la belleza de cada instante vivido. En medio del dolor, mantengamos viva su luz, encontrando paz en el presente y esperanza en el mañana. Que su memoria sea un faro que guíe nuestros pasos con amor y compasión.
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18 de junio de 2019