En la suave brisa del recuerdo, florecen los sueños que sembró Alberto Herman Montauban, guiándonos con su humildad hacia la serenidad del alma. Que su legado de amor y esperanza nos impulse a seguir el camino con valentía y gratitud, recordando que cada nuevo amanecer es un regalo de renovación y oportunidad. En cada paso que demos, encontremos la fuerza para abrazar la vida con optimismo y generosidad, como lo hizo él, convirtiendo las adversidades en lecciones de crecimiento y compasión. Su luz perdura en nosotros, inspirando un mañana lleno de esperanza y paz.
Publicado en el archivo
8 de mayo de 2019