En memoria de Aida Gutiérrez Órdenes, recordemos que el amor y la gratitud son semillas que germinan en el corazón, creando un jardín de esperanza y paz. Que su legado nos inspire a abrazar la vida con coraje y resiliencia, a valorar cada instante como un regalo precioso. En los momentos de sombra, recordemos que incluso las estrellas más brillantes necesitan la oscuridad para resplandecer. Que el recuerdo de Aida sea un faro de luz que nos guíe en la oscuridad, recordándonos que la vida es un regalo sagrado digno de ser vivido con amor y esperanza.
Publicado en el archivo
29 de febrero de 2020