En cada amanecer, recordemos el legado de Mónica Cury Urzúa y abracemos la vida con amor inquebrantable. Que su coraje nos inspire a enfrentar los desafíos con resiliencia, cultivando la gratitud por cada instante vivido. Que en los momentos de calma encontremos la paz que ella irradiaba, guiándonos en el camino de la esperanza. Que su memoria sea un faro que ilumine nuestra senda, recordándonos que en medio de la oscuridad siempre hay un destello de luz. Sigamos adelante con el corazón lleno de amor y la mente llena de sueños.
Facultad de Ciencias Médicas Universidad de Santiago de Chile