En el legado de Hilda Rosa Godoy Osses florece un jardín de amor y coraje, recordándonos que la resiliencia y la gratitud transforman las heridas en luz. Su espíritu perdura en la brisa, guiándonos hacia la paz interior que anhelamos. Que su memoria nos inspire a abrazar cada amanecer con valentía y a tejer la esperanza en cada desafío. En cada susurro del viento, en cada rayo de sol, encontremos el regalo de la vida y el poder de nuestra propia luz. Que su partida sea semilla de amor que germina en nuestros corazones.