Que la luz del amor que Emilia irradiaba ilumine nuestro camino, recordándonos el coraje y la resiliencia que hechizaron a todos los que la conocieron. En cada recuerdo persiste una chispa de gratitud por su legado de paz y bondad. Sigamos adelante con valentía, con el corazón rebosante de amor y la mente llena de esperanza. Que cada amanecer nos regale la fuerza necesaria para abrazar la vida con pasión y compasión, honrando el espíritu eterno de Emilia con cada paso que damos.
Gabriela, María Eugenia, Olga, y Ximena Nazal Manzur