En el legado de Cristián Antonio Caballero Yueng brilla la luz del amor inquebrantable, la valentía que inspira, y la gratitud por cada instante vivido. Su memoria nos susurra la fortaleza de la resiliencia y la paz que trae consuelo. Que su espíritu generoso sea un pilar en tiempos de adversidad, recordándonos que el amor perdura, el coraje nos impulsa, y la gratitud llena nuestro ser. Sigamos adelante con esperanza, abrazando la vida con pasión y compasión, sabiendo que en cada amanecer reside la promesa de un nuevo comienzo.
Sus funerales se efectuaron el domingo 10 de mayo en forma privada en el Cementerio Católico.Gloriosa letra D 1966, Instituto Nacional, Generación 1967