En el jardín de la vida, las flores de amor y gratitud que sembró Paulina siguen floreciendo, recordándonos que la resiliencia y el coraje son semillas que germinan en el alma. Que su legado nos inspire a abrazar cada amanecer con esperanza y cada atardecer con paz en el corazón. En cada paso que damos, en cada suspiro que tomamos, encontremos la fuerza para seguir adelante, sabiendo que el amor es eterno y que su luz nos guía en la oscuridad. Que su memoria sea un faro de luz en medio de la tempestad.