En el legado de Irma Espinoza de Casarejos perdura un cálido abrazo de amor y gratitud, recordándonos que en la resiliencia y el coraje encontramos la fortaleza para abrazar la vida con plenitud. Que su memoria sea un faro de esperanza, iluminando nuestros caminos con la promesa de días mejores y la paz que solo el amor verdadero puede brindar. En su honor, abracemos cada amanecer con valentía y gratitud, sabiendo que el amor perdura más allá de la despedida.