En memoria de Benedict Félix Haberl Lea-Plaza, recordemos que cada amanecer nos regala la oportunidad de abrazar con valentía el amanecer. Que la gratitud abra nuestros corazones, la resiliencia fortalezca nuestras almas y la paz nos guíe en cada paso. Dediquemos amor a quienes nos rodean, recordando que la esperanza es la luz que ilumina nuestro camino. En cada lágrima, en cada sonrisa, en cada pensamiento, hay una semilla de belleza y crecimiento. Sigamos adelante con fe y bondad, construyendo un legado de amor infinito y eterno.
Lo encomendamos en profunda oración a la luz eterna.