En el legado de Mónica Cornejo Hernández perdura un canto de amor eterno, un faro de coraje que ilumina caminos de resiliencia. En cada amanecer, su espíritu nos susurra melodías de gratitud, recordándonos que en la adversidad florece la fuerza de la esperanza. Que su memoria sea un jardín de paz donde broten sueños renovados, donde cada lágrima sea semilla de fortaleza y cada sonrisa sea rayo de luz en la oscuridad. Sigamos adelante con el corazón en alto, abrazando la vida con valentía y cultivando un mundo más amoroso y compasivo.
Sus funerales se avisarán oportunamente.Daniel Epstein y señora Pedro Sapunar y señora Ulises Guajardo y señora