En el jardín de la vida, las flores más hermosas como Berta Rosa Escobar Álvarez dejan un legado de amor eterno. Su coraje y resiliencia brillan en cada recuerdo, recordándonos que la gratitud y la paz son semillas que cultivamos con cada acto de bondad. Que sus huellas en este mundo nos inspiren a abrazar la vida con valentía, a florecer en la adversidad y a encontrar paz en la calidez de los recuerdos. Que cada amanecer sea un recordatorio de que el amor perdura más allá de la distancia.
Sus funerales se realizaron en el Cementerio Santísima Trinidad, Recoleta.