En el jardín de la vida, las semillas que Sonia plantó florecen con amor y gratitud. Su coraje y resiliencia brillan como estrellas en la noche, recordándonos que aún en la oscuridad, la luz siempre encuentra su camino. Que su memoria sea un faro de paz en medio de las tormentas, guiándonos hacia la esperanza y el amor incondicional. Que cada lágrima derramada se convierta en un río de fortaleza y cada suspiro en un canto de agradecimiento por el regalo de su presencia. En su legado encontramos el valor para seguir adelante, siempre con el corazón rebosante de esperanza.