En el jardín de la vida, las semillas que Arturo José sembró con amor y bondad florecerán eternamente en corazones agradecidos, recordándonos que la humildad y la serenidad son luz en nuestro camino. Que su legado nos inspire a abrazar cada día con gratitud y esperanza, cultivando la compasión y la generosidad como él lo hizo. En su recuerdo, dejemos que la belleza de su espíritu nos guíe hacia un futuro lleno de amor y unidad, donde su memoria perdure como un faro de luz en la oscuridad.