En la luz eterna de los recuerdos, Juan Eduardo Ramírez Ostornol permanece como un faro de amor y coraje. Su legado nos enseña la resiliencia ante la adversidad, la gratitud por cada instante vivido y la paz que nace de aceptar los designios del destino. Que en su memoria florezca la esperanza, recordándonos que el amor perdura más allá de la materia. En cada amanecer, en cada suspiro, en cada latido, encontramos la fuerza para continuar, sabiendo que su espíritu nos acompaña en esta travesía llamada vida.
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4 de noviembre de 2019