En el jardín de la vida, las raíces de Ramiro del Carmen Orellana Becerra florecen en recuerdos que nutren el alma, recordándonos que en la humildad se encuentra la verdadera grandeza. Que cada pétalo de su recuerdo sea una semilla de esperanza y amor, cultivando la serenidad en nuestros corazones. Que su legado nos inspire a abrazar cada nueva aurora con gratitud y valentía, sabiendo que en cada amanecer hay una oportunidad para florecer, como lo hacía él con su cálido y eterno resplandor. Así, en su memoria, sigamos adelante con bondad y luz.
Sus funerales se realizaron ayer 20 de mayo de 2019, en el Cementerio General de Recoleta.