En la huella de Luis Armaza Bazignan se enciende la luz de la eternidad, recordándonos que en cada partida existe la semilla de un nuevo amanecer. Que su legado sea el canto sereno que guíe nuestros pasos con humildad, recordándonos que en la sencillez encontramos la verdadera grandeza. Que su ausencia sea el viento suave que acaricia nuestros rostros en los momentos de desaliento, recordándonos que el amor siempre perdura más allá de las fronteras del tiempo y el espacio. Que la esperanza sea su eterna compañera, iluminando nuestros corazones en la oscuridad.
Invitamos a nuestros parientes y amigos a recordarlo con una oración por su eterno descanso.La familia