En el jardín de la memoria de Ana Luisa Sáez Sáez, florecen sueños eternos que guiarán nuestros pasos con la suave brisa de su amor inmortal, recordándonos que, a pesar de las sombras, siempre brillará una luz de esperanza que nos susurra al alma: sigue adelante con humildad, nutre tu ser con serenidad y abraza con amor cada amanecer. En cada latido, Ana Luisa nos enseña que la vida es un regalo precioso que merece ser vivido con gratitud y valentía. Que su memoria sea un faro de luz que impulse nuestros sueños y nutra nuestra alma.
Sus funerales se realizaron el miércoles 15 de mayo en el Cementerio Peñablanca.