En la luz que Alicia María Infante Espiñeira compartió con el mundo, encontramos el poder del amor para sanar, el coraje para enfrentar la adversidad, la resiliencia para levantarnos una y otra vez, la gratitud por cada momento vivido y la paz que trasciende la despedida. Que su legado nos inspire a abrazar la vida con pasión y compasión, a cultivar la esperanza en medio de la oscuridad, y a recordar siempre que el amor perdura más allá de la distancia. En su memoria, vivamos con el corazón lleno de amor y la mente llena de esperanza.