Que la luz del amor y la sabiduría que Armando Zalaquett Zalaquett compartió con el mundo siga brillando en cada uno de nosotros, recordándonos que la humildad y la serenidad son las semillas que cultivan la esperanza en nuestros corazones. En su memoria, encontremos fuerzas para seguir adelante con gratitud y amor, sabiendo que cada acto de bondad que sembremos será un legado eterno que perdurará más allá de nuestras vidas. Que su ejemplo nos inspire a abrazar la vida con valentía, compasión y esperanza, sabiendo que nunca estamos solos en nuestro camino.