Que el amor que Samuel Lira Ovalle sembró en cada corazón perdure como un legado eterno, inspirando coraje en los momentos difíciles, fortaleciendo la resiliencia en las adversidades y despertando la gratitud por cada nuevo amanecer. En su memoria, recordemos que la paz interior es un preciado tesoro que llevamos dentro, capaz de iluminar nuestro camino en la oscuridad. Sigamos adelante con esperanza, sabiendo que la vida nos brinda la oportunidad de crecer, amar y aprender cada día. Que su espíritu perdure en nosotros, guiándonos hacia un mañana lleno de luz y bondad.
Francisco Bezanilla S. Isabel Allende de Bezanilla y familia