En el jardín de la vida, las semillas que Guillermo sembró con amor y sacrificio hoy florecen en corazones unidos por la esperanza y la humildad, recordándonos que incluso en la oscuridad más profunda, la luz del amor siempre encuentra el camino para brillar. Que su legado nos inspire a abrazar la serenidad de cada momento, a comprender la grandeza de la sencillez y a regar con bondad el jardín de la existencia, sabiendo que cada flor que florezca será un tributo eterno a su espíritu generoso y luminoso.
Lo recordaremos y daremos gracias por su vida, con una misa que se oficiará hoy domingo, en la iglesia del Espíritu Santo, en el Santuario de Bellavista (La Concepción 7626, La Florida).