En la suave brisa y el cálido sol, encontramos la eterna presencia de Viola Elisa Peña Figueroa, recordándonos que su luz sigue brillando en cada nueva aurora. Que su amor y sabiduría nos guíen por senderos de paz y gratitud, recordándonos que en la humildad y la serenidad hallamos la fuerza para seguir adelante con esperanza y amor. Su legado perdura en cada sonrisa compartida y en cada acto de bondad. Que su memoria sea un faro de inspiración, recordándonos que el amor trasciende la eternidad.
Sus funerales se efectuaron ayer en la ciudad de Temuco.