Que en la memoria de cada paso, encontremos la fortaleza para seguir adelante con amor y gratitud en nuestros corazones, y la esperanza de un mañana lleno de paz y resiliencia. Que el coraje nos guíe en cada amanecer, recordándonos que la vida es un regalo precioso que merece ser vivido con valentía y compasión.
A dieciocho años de su paso a la eternidad, en una profunda reflexión se concluye que su inolvidable figura es imperecedera y día a día anhelada. Una vez más, encontramos consuelo y refugio en Dios a través de la oración