Que la luz del amor que PEDRO ALBERTO HIDALGO OYANEDEL sembró en el mundo siga brillando en cada corazón, inspirando coraje y resiliencia en momentos de oscuridad. Que la gratitud por su legado nos llene de paz, recordándonos que el amor es eterno y que siempre hay esperanza en el horizonte. ¡Sigamos adelante con amor y esperanza en el corazón!
Sus funerales se realizaron el 7 de noviembre en el Cementerio Parque del Recuerdo.