En la luz de cada amanecer, se encuentra la fortaleza del amor que Enrique Álvarez Kladt sembró en cada corazón. Que su coraje inspire nuestra resiliencia, su gratitud llene nuestros días y su paz guíe nuestro camino. Recordemos su legado con esperanza, sabiendo que en cada desafío está la oportunidad de florecer con valentía y compasión.
Alzamos la vista al cielo, hacemos una sentida oración por su eterno descanso, y ante su ausencia nos consuela un especial recuerdo de su vida con nosotros.