En la eternidad de cada amanecer, florece la paz que Carlos Sembró en nuestros corazones, recordándonos que en cada desafío está la semilla de una oportunidad para crecer con humildad y amor. Que su luz guíe nuestros pasos con serenidad y esperanza, recordándonos que la vida es un regalo precioso que merece ser abrazado con gratitud y valentía. En cada suspiro, en cada latido, encontremos la fuerza para seguir adelante, sabiendo que su amor perdura en cada acto de bondad que sembramos en el mundo.