En el latido eterno de los corazones amorosos, florece el legado de Ester Cerda-Barrios Silva: coraje para enfrentar la adversidad, resiliencia para renacer de las cenizas, gratitud por los momentos compartidos y paz para calmar los vientos tempestuosos. Que su luz inspire a cada ser a abrazar la vida con valentía y compasión, sabiendo que cada paso dado con amor construye puentes indestructibles hacia la esperanza eterna. En la sinfonía de la existencia, su recuerdo baila con alegría y serenidad, recordándonos que en cada sombra hay un destello de luz que guía nuestro camino.