En la eternidad de su luz, Patricio Silva Garín nos enseña que la humildad es la llave que abre el corazón a la serenidad, el amor y la esperanza inquebrantable. Que su legado nos inspire a abrazar la vida con gratitud, a sembrar semillas de bondad en cada paso, y a cultivar jardines de amor que florezcan en los momentos más oscuros. En su memoria, recordemos que, en la sencillez de nuestros actos, reside la grandeza de nuestro espíritu. Sigamos adelante con nobleza, construyendo puentes de luz que iluminen el camino de quienes nos rodean.