En el suave susurro del viento y el cálido abrazo del sol, perdura el eterno legado de Margarita: una flor de esperanza que florece en los corazones, recordándonos que en la humildad y la serenidad hallamos la fuerza para seguir amando, creyendo y soñando. En cada paso, en cada mirada, en cada latido, su luz perdura, guiándonos con amor en el sendero de la vida. Que su memoria sea fuente de inspiración y consuelo, recordándonos que en cada amanecer hay una nueva oportunidad para abrazar la esperanza y sembrar la paz.
Sus funerales se efectuaron ayer.Familia Violic Goic