En cada amanecer, las huellas de Héctor Alberto Briceño Olivares se funden con la luz del nuevo día, recordándonos que el amor y la esperanza son estrellas que guían nuestro camino con humildad y serenidad. Que su legado inspire en nosotros la fortaleza de abrazar cada momento con gratitud, y la valentía de cultivar en nuestros corazones la semilla del amor incondicional. En su memoria, elevemos nuestros sueños con la certeza de que, como el sol que siempre vuelve a brillar, la vida nos brinda la oportunidad de renacer en cada latido.