En la suave brisa de la memoria, el amor y coraje de Sofía Haidée Donoso Quevedo nos acompañan, recordándonos la resiliencia ante la adversidad. En este sendero de la vida, cultivemos la gratitud por los momentos compartidos y abracemos la paz interior que nos guía. Que la luz de su espíritu alimente nuestra alma y nos inspire a vivir con esperanza, trazando un camino de amor y compasión. Que cada paso sea un tributo a su memoria, nutriendo nuestros corazones con la certeza de que el amor perdura más allá del tiempo.
Cuyos funerales se efectuaron el recién pasado lunes 1 de julio en curso, en el Cementerio General de Santiago.