Que la luz del amor eterno de Marta Cruz de Quiroga ilumine nuestros caminos, infundiendo coraje en nuestros corazones para enfrentar cada día con resiliencia. Que su legado de gratitud hacia la vida nos inspire a valorar cada instante, a abrazar con fuerza la esperanza y a cultivar la paz en nuestros pensamientos y acciones. Que su presencia perdure en nuestros recuerdos como un faro de esperanza, recordándonos que el amor nunca muere y que, aunque la ausencia duela, su espíritu perdura en cada sonrisa, en cada buen recuerdo.
Que Dios la reciba en su Reino.
Con conformidad cristiana sentimos el fallecimiento de nuestra querida bisabuela, doña
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