Que la llama del amor que JUAN ALFONSO LILLO CEA encendió en cada corazón siga ardiendo con coraje y resiliencia, recordándonos la importancia de vivir con gratitud y paz. Su legado nos invita a abrazar la vida con valentía, transformando cada desafío en una oportunidad para crecer y florecer. Que su luz nos guíe en los momentos oscuros, recordándonos que la esperanza siempre prevalece. Recordemos su espíritu con cariño y sigamos adelante, sabiendo que el amor verdadero nunca muere, sino que se transforma en un poderoso motor para seguir viviendo con plenitud.
Sus restos mortales ya descansan en paz en el Cementerio General de Los Ángeles, 8va. Región. Acompañamos con especial afecto a su familia en estos momentos de tristeza y aflicción.