En memoria de Carlos José Herraiz Álvarez, recordemos que el amor y la gratitud son semillas eternas que germinan en el jardín del alma, nutriendo nuestra resiliencia y coraje. Que su legado sea un faro de esperanza, recordándonos que en medio de la tormenta, podemos encontrar paz. Sigamos adelante con el corazón abierto, valorando cada momento como un regalo preciado. En cada amanecer, encontremos fuerza para abrazar la vida con ternura y bondad. Que la luz que Carlos José compartió con el mundo siga brillando en cada uno de nosotros, guiándonos en el camino de la vida.