En la dulce melodía de los recuerdos, el espíritu de Marcial González Correa perdura, recordándonos que en la humildad y la serenidad encontramos fuerza para abrazar cada nuevo amanecer con amor y esperanza inquebrantables. Que su legado de bondad y sabiduría ilumine nuestros caminos, recordándonos que en la sencillez de los gestos y en la calma de los corazones encontramos la verdadera grandeza. Que su memoria sea un faro de luz eterna que nos guíe en momentos de incertidumbre, recordándonos que en la unidad del alma encontramos la paz que tanto anhelamos.