En el legado de Magdalena Barros Bascuñán, encontramos un faro de amor inquebrantable y coraje profundo. Su memoria nos invita a abrazar la resiliencia con gratitud y a caminar con pasos firmes hacia la paz interior. Que cada latido de nuestro corazón sea una melodía de esperanza, recordando que en cada amanecer se esconde una nueva oportunidad de brillar. Que su luz eterna nos guíe en la oscuridad y nos inspire a seguir adelante con valentía, sabiendo que en el amor encontramos la fuerza para continuar nuestro camino con fe y determinación.
Sus funerales se efectuaron el 14 de octubre.