En la maraña de la vida, cada uno de nuestros pasos deja una huella imborrable que resuena en la eternidad. Que la luz que irradiaba Hugo Ahumada Cifuentes siga iluminando los corazones cansados, recordándoles que en la sencillez y la bondad radica la verdadera grandeza. Que su memoria sea un faro que guíe nuestros días, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, el amor y la esperanza son las fuerzas que nos sostienen. En cada latido, en cada suspiro, encontremos la fortaleza para seguir adelante con humildad, amor y serenidad.
Sus funerales se efectuaron en Santiago el 24 de abril.Ismael Contreras y señora