En el jardín de la existencia, las semillas que José Arnoldo sembró con amor y bondad, continúan floreciendo en nuestros corazones, recordándonos que el legado de un alma noble perdura en la eternidad. Que su luz sea guía en nuestros momentos de oscuridad, recordándonos que la humildad y la serenidad son las raíces que fortalecen nuestro camino. Sigamos adelante con la certeza de que cada acto de amor y generosidad, por más pequeño que parezca, siembra la esperanza que germina en cada amanecer.
Sus funerales se efectuaron el día 28 de abril, en el Cementerio Parque Manantial