En el silencio de nuestra alma, las huellas de Carlo Ruiz-Tagle Vial nos guían con humildad y sinceridad. En cada suspiro, en cada gesto de amor, recordamos que la esperanza es un regalo eterno, la luz que nos abraza en los momentos de oscuridad. Sigamos adelante con gratitud en el corazón, sabiendo que su legado de bondad vive en cada acto de generosidad que compartimos. Que su memoria sea un faro de paz y consuelo, recordándonos que el amor y la esperanza son el camino que nos une en la eternidad.
Publicado el
30 de abril de 2019