En la huella de María Gabriela Rojas de Valenzuela perdura la luz de su amor inquebrantable, recordándonos que en la quietud de la humildad y la serenidad hallamos la fuerza para abrazar con esperanza cada nuevo amanecer. Que su legado nos inspire a cultivar la bondad en cada paso, a sembrar semillas de amor en los corazones que cruzan nuestro camino y a abrazar la vida con gratitud y valentía. En cada suspiro, en cada latido, encontremos el coraje para seguir adelante, confiando en que el amor y la esperanza nunca nos abandonarán.
Publicado el
30 de abril de 2019