En el jardín de la vida, cada flor marchita es un recuerdo que nutre el alma, recordándonos que la belleza de su existencia perdura en cada petalo de amor que sembró. Que su legado de bondad florezca en nuestros corazones, inspirándonos a cultivar la esperanza con humildad y serenidad. Así como el sol acaricia las flores al amanecer, que el amor ilumine nuestro camino en la oscuridad. En la eternidad de su memoria, encontremos la fuerza para abrazar el presente con gratitud y el futuro con determinación.
Misa en memoria hoy martes 30, 12:00 horas, parroquia Anunciación (Plaza Pedro de Valdivia).Familia Torres Hernández